La colección PHotoBolsillo
dedica su último número a uno de los autores más destacados de la fotografía
contemporánea española, Eduardo Momeñe. Retratista excepcional y maestro de la
fotografía de estudio, Momeñe ha sabido combinar en su obra, en blanco y negro,
clasicismo y modernidad, trascendiendo la esencia del retrato clásico para dotarlo
de una identidad propia en la que el personaje retratado pasa a un segundo
plano para dar prioridad a la fotografía en sí misma.
Las fotografías recogidas en
este volumen son una pequeña muestra de su trabajo en el estudio a lo largo de
cuatro décadas. Más de 70 imágenes tomadas en
“un no lugar para obtener fotografías en ninguna parte”, como señala el
propio autor. Un “no lugar” por el que han pasado Robert Mapplethorpe, Win
Wenders, Luis Baylón, Carlos Saura, Paula y Miguel Bosé, John Berger, Margie
Gillis, Isabel Muñoz, Ágatha Ruiz de la
Prada, o Emma Suarez, entre otros muchos.
Retrato de Emma Suárez, 1981 ©Eduardo Momeñe
Completan la edición un
texto del periodista y escritor Alfonso Armada, que contextualiza la figura de
Momeñe en la historia de la fotografía española y repasa los hitos más
importantes de su biografía fotográfica, y otro del propio artista en el que
nos habla de su personal concepción del retrato de estudio.
Y es que si damos un repaso
a la biografía fotográfica de Eduardo Momeñe la encontramos llena de
referencias a grupos de rock, películas, libros, revistas y, por supuesto,
fotógrafos. Autores y referencias culturales que desde muy joven le inspiraron
y que despertaron su pasión por la fotografía.
Eduardo Momeñe descubrió
desde la infancia la magia de la fotografía. A los dieciocho años realiza ya
reportajes para revistas y un par de años después tiene la ocasión de
fotografiar a algunos de los máximos representantes de la cultura de la época
en los Encuentros de arte de Pamplona. John Cage, Steve Reich, Phillip Glass, o
Esther Ferrer, entre otros, son captados por el objetivo de Momeñe en una serie
fotográfica que, tras pasar varias décadas en un cajón, terminará expuesta en
el Museo Reina Sofía. En 1974 la galería Nikon le ofrece realizar una
exposición individual en Barcelona y dos años más tarde, Momeñe, ya entregado
por completo a la fotografía profesional, instala su estudio en Madrid.
Retrato de Wim Wenders, 1981 ©Eduardo Momeñe
Será este el espacio que
marque su identidad como fotógrafo y en el que Momeñe construirá un discurso
fotográfico que le convertirá en uno de los más destacados representantes de la
fotografía de estudio en nuestro país.
“He estado sumergido en mi
estudio durante cuatro décadas […] Es un gran viaje y aún no me he cansado de
transitar por este mundo sin geografía; aún vivo el placer de aislarme entre
sus cuatro paredes del ruido del mundo; es mi pequeño búnker; es un
privilegio.”
Los retratos de estudio de
Momeñe resultan atemporales, descontextualizados, incluso minimalistas. Como
señala el propio autor: “en realidad es una pequeña fábrica de sueños donde los
sueños soñados y deseados pueden acabar en un papel”.
Sobre o ato de fotografar, 2009 ©Eduardo Momeñe
Además, como parte de su
proceso creativo, Momeñe interviene en las fotografías, una vez hechas, a
través de los pies de foto, o la inserción de textos en las propias imágenes
para así dotarlas de significado. El fotógrafo Burton Norton, tal vez el más
sincero alter ego de Momeñe lo describe así en Las fotografías de Burton
Norton. Un relato de W.G. Jones: “los lugares adquieren su significado cuando
están envueltos en palabras, las palabras bien dichas. No es fácil decir las
palabras exactas en el orden apropiado, en el momento apropiado”.
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