Pablo Genovés ha sido
invitado por el comité artístico de la catedral de San Pablo (Londres), para
crear una serie de obras “site specific” como parte del programa “Just Water”
que presentará dicha institución a lo largo del 2017, programa inspirado por el
cambio climático y que exhibirán en otras catedrales del mundo, habiendo comenzado su andadura el pasado 1 de
Marzo en Inglaterra.
El agua significa vida y
muerte, renacimiento y cosecha, inundaciones y sequías, mientras va fluyendo
con sus mareas a través de nuestro planeta. Fundamental en los rituales de
todas las religiones, es un tema más que apropiado para la catedral de San
Pablo, como símbolo de esa vida.
Genovés es el artista por
excelencia de esta era “antropocénica”, donde la actividad humana se ve como la
influencia dominante en el clima y el medio ambiente, fuerzas que luego tienen
un efecto dramático sobre la existencia y el movimiento humano en una espiral
cada vez más preocupante. Su obra dramatiza este mundo incierto. La transición
y el cambio en el tiempo son los grandes temas de sus collages fotográficos, a
menudo hechos con imágenes históricas, que él llama "imágenes rescatadas”.
Genovés fusiona estas
imágenes encontradas con sus propias fotografías, para crear un universo
flotando fuera del tiempo que nos fuerza a mirar de nuevo. Las bibliotecas
barrocas, las iglesias y los palacios son poseídas hasta el punto de la
destrucción por las fuerzas elementales de la Naturaleza. Las cámaras donde una
vez resonaran las oraciones, las canciones y los debates están ahora
condenadas al silencioso rugido de nubes,
viento y mar. Su contemplación nos lleva a recordar las lineas de Shelley
“¡Contemplad mis obras, poderosos y desesperad! / La ruina es de un naufragio
colosal”.
En esta serie, Genovés
trabaja con la obra maestra del neoclasicismo de Wren, en lugar del barroco
habitual que en trabajos anteriores le ha proporcionado una metáfora para la
decadencia y la arrogancia. Sin embargo, las líneas limpias y el orden
armonioso de los arcos y las esferas que se repiten con rítmica musicalidad,
proporcionan el contrapunto perfecto a la cacofonía del caos de la naturaleza
que crece y se eleva en interiores tan familiares. Se establecen contrastes
formales entre la estructurada arquitectura vertical y los cuerpos amorfos
horizontales de agua y niebla. Dos grandes fuerzas, el orden y el caos,
atrapados en la superficie de la obra, destinados a la batalla por definición.
En "Altar”, los ángeles
marmóreos parecen tratar de ascender huyendo de las temerosas aguas para
refugiarse en el domo abovedado del altar y evocan una desafortunada familia
esperando a ser rescatada de las inundaciones, un pináculo de madera tallada
flota en el plano medio como una boya sin ataduras.
En "Cúpula",
pequeños cúmulos blancos, como salidos de Tiépolo, se elevan buscando en vano escapar de la oscura sombra
de una cercana mirada, que de manera ominosa hace eco al círculo de la famosa
cúpula.
En "Nave" las
luces de la iglesia siguen ardiendo sobre el nivel del agua, a punto de ser
engullidas, son la evidencia de un éxodo humano muy reciente.
Toda esta destrucción de la
cultura por la Naturaleza debería de ser aterradora, y lo es, pero la belleza del extraordinario monumento
de Wren a la gloria de Dios y a la esperanza humana y el dinamismo del tema:
grandes masas de energía de las mareas, hacen que las imágenes sean emocionantes
e incluso edificantes. Nos despiertan como un gran movimiento sinfónico que
está a punto de finalizar en una serie de acordes atronadores... Seguido por el
silencio.
Es justo reconocer la sensibilidad del Comité Artístico de la catedral de San Pablo, al pensar en un artista que se ocupa de ideas tan perturbadoras, simbolizadas en la destrucción del mismo edificio que exhibirá la obra que le ha sido encargada. ¿La humanidad abandonada por Dios a las fuerzas elementales? Tal vez Él está esperando entre bastidores, a punto de aparecer “Deus ex machina” para dividir las aguas y llevarnos a la salvación. Es cierto que la obra de Genovés comparte el lenguaje visual oscuro y extravagante del libro de las Revelaciones, cuyo mensaje más simple puede entenderse como: Dios prevalecerá. Así que tal vez la elección no es tan extraña.
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