La Fábrica presenta un nuevo
número de PHotoBolsillo dedicado a la obra del fotógrafo Ragel, un volumen
monográfico prologado por la investigadora, profesora y comisaria María
Santoyo. El libro reúne 63 imágenes en blanco y negro realizadas entre 1913 y
1945 y que sirven para reivindicar a un autor cuya obra incluye reportaje
deportivo, retrato de personajes y
escenas costumbristas. Su apasionante biografía retrata de igual manera una
época fundamental de la historia de España.
Diego González Ragel, nació en
1893 en Jerez de la Frontera, una ciudad en auge a finales del siglo XIX debido
a su poderosa industria vitivinícola y a la prontitud con la que recibió los
grandes avances de la época. Fue allí donde el padre de Ragel, Diego González
Lozano, se erigió como uno de los grandes fotógrafos de la sociedad jerezana,
formada por grandes familias bodegueras, muchas de origen británico o francés,
emparentadas con la aristocracia terrateniente. En su estudio, González Lozano
cubrió acontecimientos locales y adoptó novedades técnicas, formando también a
fotógrafos entre los que se encontraban sus propios hijos y otros como Manuel
Pereiras y Campúa.
Ragel recogió el testigo de su
padre e hizo de la fotografía su medio de vida. En sus imágenes tempranas se
aprecia su filiación estética a través de escenas costumbristas, motivos
clásicos, composiciones y luces cercanas a la pintura, aunque paulatinamente,
las vistas pintorescas y el folclorismo adoptan un tono más humanista. A los 18
años se trasladó a Madrid, donde comenzaría a trabajar como retocador en el
estudio de Kaulak gracias a la ayuda de Campúa, quien también le presentaría a
Joaquín Sorolla. Ragel retrataría al pintor por primera vez en Valencia y junto
a su familia en Cercedilla, poco antes de morir.
En los siguientes años Ragel
emigró a Buenos Aires, donde trabajó como reportero para la revista Caras y
Caretas, regresó brevemente al estudio paterno en Jerez y se estableció
definitivamente en Madrid, donde depuró su estilo y se especializó en el
reportaje deportivo. Mundo Gráfico, Blanco y Negro, El Heraldo Deportivo
yStadium son algunas de las revistas para las que trabajó, así como en
publicaciones deportivas europeas como Sport im Bild y Le Sport Universel.
La Guerra Civil truncaría este prometedor ambiente. Ragel conseguiría seguir trabajando como reportero y editor gráfico tras integrarse en la Unión de Informadores Gráficos de Prensa y, al servicio del general republicano José Riquelme, se vio involucrado en una labor de espionaje que terminada la guerra le valdría el indulto. Ragel fue el encargado de fotografiar y ocultar los documentos que certificaban el envío de fondos del Banco de España al extranjero, el famoso oro de Moscú.
Finalizada la contienda, Ragel
fue nombrado fotógrafo oficial del Banco de España, etapa de la que se incluyen
varias fotografías en este libro, y tras un largo proceso judicial esquivó las
represalias, negó su pasado, destruyó las pruebas y consiguió una rehabilitación
oficial. La última década de su vida fue difícil, a una delicada situación
económica se unió la muerte de su hija pequeña y su diagnóstico de leucemia,
falleciendo en 1951.
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